Los abrigan la ciudadela fantasma de Salvaleón, (un emplazamiento de la Edad del Hierro, cuando se consolidaron los castros celtas). Los muros de este territorio reconquistado se asoman desafiantes a la colina. También fue territorio musulmán y, anteriormente, romano. Se trata de un enclave natural único, donde te invade una extraña sensación de apaciguamiento. En las ruinas romanas de Salvaleón donde se puede disfrutar de la casi extinta rosa de Alejandría. Un paseo por el tiempo; un paisaje fronterizo al que no es tan fácil acceder porque los numerosos cruces pueden jugarte una mala pasada; en coche se puede llegar desde la localidad de Valverde del Fresno, tomando la carretera EX205, en dirección a la raya portuguesa.
Un destino siempre acertado y que se hace imprescindible en primavera (de abril a junio), cuando el foso de la muralla se completa con rosas de Alejandría; una de las flores más hermosas que podemos encontrar en los montes extremeños, aunque cada vez con menor frecuencia. Una planta legendaria (y tóxica, ojo), que en la antigüedad servía un poco para todo: lo mismo para ahuyentar espíritus y propiciar cosechas, que para bajar la fiebre e inflamaciones, que como droga para atravesar estadios mentales.
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